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Tit08
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Publicado: Dom Feb 05, 2012 11:55 am Título del mensaje: Resumen de las enseñanzas de Gurdjieff |
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2. Los hombres son máquinas y de las máquinas no puede esperarse otra cosa que hechos mecánicos.
3. Toda la gente que Ud. ve, toda la gente que Ud. conoce, toda la gente
que aún puede llegar a conocer, todas, todas son máquinas, verdaderas
máquinas que trabajan sólo movidas por influencias externas, como Ud.
mismo muy bien lo dice. Máquinas nacen, máquinas mueren.
4. Antes de hablar sobre psicología debemos poner en claro a quién se
refiere y a quién no se refiere, dijo. La psicología se refiere a la
gente, a los hombres, a los seres humanos. ¿Qué psicología puede haber
en relación a las máquinas? (Recalcó la palabra “psicología”) Para el
estudio de las máquinas hace falta la mecánica, no la psicología. Por
eso es que comenzaremos con la mecánica. Aún distamos mucho de la
psicología.
¿Puede uno dejar de ser máquina?, le pregunté.
¡Ah! Esa es justamente la cuestión, dijo G. Si me hubiese Ud. hecho este
tipo de pregunta más a menudo podríamos haber llegado a alguna parte en
nuestras conversaciones. Si; es posible dejar de ser una máquina, pero
para eso es indispensable, ante todo, conocer la máquina. Una máquina,
una verdadera máquina, no se conoce a sí misma, y mal puede conocerse.
Cuando una máquina se conoce a sí misma ya deja de ser máquina; al
menos, no es la misma máquina que era antes. Comienza a ser responsable
de sus actos.
¿Quiere Ud. decir que el hombre no es responsable de sus actos?
Un hombre (énfasis en esta palabra) sí, es responsable. Una máquina no lo es.
5. El hombre es una máquina. Todos sus hechos, todas sus acciones, todas
sus palabras, sus pensamientos, sentimientos, convicciones, opiniones y
hábitos, todo es el resultado de influencias externas, de impresiones
que le llegan de afuera. Por sí mismo, de sí mismo, un hombre no puede
producir un solo pensamiento, una sola acción. Todo cuanto dice, hace,
piensa, siente, todo eso sucede. El hombre no puede descubrir nada
nuevo, no puede inventar nada. Todo sucede.
6. El hombre nace, vive, muere, construye casas, escribe libros, no como
él quiere hacerlo, sino como buenamente sucede. Todo sucede. El hombre
no ama, no odia, no desea. Todo esto sucede en el hombre sin que el
hombre se dé cuenta de ello.
Pero nadie querrá creerle si Ud. dice que nadie puede hacer nada. Esto
es lo más ofensivo y lo más desagradable que se le puede decir a una
persona. Y es particularmente ofensivo y desagradable porque es la
verdad. Nadie quiere saber la verdad.
7. Verá Ud. que utilizamos un lenguaje muy especial, y que a fin de
poder hablar con nosotros será necesario que aprenda Ud. a hablar este
lenguaje. No vale la pena hablar en un lenguaje ordinario porque con él
resulta imposible lograr un entendimiento mutuo. Por el momento, esto
también le parecerá a Ud. extraño. Pero es la verdad. A fin de poder
comprender, es necesario aprender otro lenguaje. El lenguaje en que
habla la gente impide que los unos se entiendan a los otros. Más
adelante verá Ud. por qué esto es así.
Debe uno, entonces, aprender a decir la verdad. Esto le parecerá
extraño. Lo que ocurre es que Ud. no comprende que uno tiene que
aprender a decir la verdad. La parece que únicamente basta desearlo o
decidir hacerlo. Y yo le aseguro a Ud. que muy rara vez las gentes
mienten deliberadamente. En la mayoría de los casos creen que dicen la
verdad. Sin embargo, están mintiendo todo el tiempo, tanto cuando
realmente quieren mentir como cuando quieren decir la verdad. Mienten
siempre, tanto a los demás como a sí mismos. En consecuencia, nadie se
entiende a sí mismo, ni puede entender a los demás. Piénselo un poco:
¿habría tanta discordia, tan profundos malentendidos, tal odio contra
las opiniones ajenas si las gentes pudiesen entenderse los unos a los
otros? No pueden entenderse porque no pueden evitar la mentira. Decir la
verdad es lo más difícil que hay en el mundo; y uno debe estudiar
muchísimo y durante mucho tiempo para poder decir la verdad. No basta
con sólo desearlo. Para poder decir la verdad es necesario saber lo que
es la verdad y lo que es la mentira, y saberlo, antes qué nada, en sí
mismos. Y esto es algo que nadie quiere saber.
8. Ud. no se da cuenta de su propia situación. Ud. está preso. Todo
cuanto puede Ud. desear, si es una persona sensata, es salir de esa
cárcel. ¿Pero cómo va a hacerlo? Es preciso cavar un túnel. Un hombre no
puede hacerlo por sí sólo. Pero, supongamos que haya unos diez o veinte
hombres dispuestos a acometer esta empresa; trabajando por turnos, unos
encubriendo a otros, pueden terminar el túnel y salir de la cárcel.
Lo que es más, nadie puede huir de esta cárcel si no obtiene la ayuda de quienes han huida antes que él.
9. Para que un preso tuviese posibilidades de poder fugarse, tenía que
comenzar por darse cuenta de que estaba preso. Mientras no entienda
esto, mientras no lo advierta, mientras no se dé cuenta de que está
preso, mientras piense o crea que es libre, no tiene la menor
posibilidad. Nadie puede ayudarlo, y por cierto que nadie podrá
liberarlo a la fuerza, contra su propia voluntad, oponiéndose a sus
deseos. Y si hay alguna posibilidad de fuga, ésta puede convertirse en
realidad únicamente como resultado de mucho trabajo, de grandes
esfuerzos; sobre todo de esfuerzos conscientes, dirigidos hacia un
propósito definido y claro.
10. El “hombre-máquina”, para quien todo está sujeto a influencias
externas, a quien las cosas únicamente le ocurren, aquel que ahora es
una persona, mañana otra y pasado una tercera, no tiene ni puede tener
futuro de ninguna especie; está enterrado y eso es todo. El barro al
barro vuelve. A fin de poder hablar de cualquier clase de vida futura,
tiene que haber cierta cristalización, cierta fusión de las cualidades
internas del hombre, cierta independencia de las influencias exteriores.
Si algo hay en un hombre que sea capaz de resistir las influencias
externas entonces ese mismo algo podrá resistir la muerte del cuerpo
físico. Pero, piénsenlo Uds. mismos: ¿qué puede sobrevivir a la muerte
física de un hombre que pierde la cabeza o se desmaya cuando se corta un
dedo?
11. Aquellos sistemas que Uds. conocen declaran que todos los hombres
tienen un cuerpo astral. Esto es un profundo error. Aquello que puede
llamarse “cuerpo astral” se logra únicamente por medio de la fusión, o
sea por medio de un tremendo y duro trabajo interior y de un intenso
esfuerzo y de una intensa lucha. El hombre no nace con un cuerpo astral.
Sólo muy pocos consiguen hacerse de un “cuerpo astral”. Si el hombre
consigue hacerse de un “cuerpo astral” puede continuar viviendo después
de la muerte de su cuerpo físico, y aún hasta puede renacer en otro
cuerpo físico. Esto es la reencarnación. Si es que no vuelve a nacer en
cuerpo físico, entonces, a su debido tiempo, también muere. El “cuerpo
astral” no es un cuerpo inmortal, pero puede vivir durante mucho tiempo
después de que haya muerto el cuerpo físico.
La fusión, la unidad interior, se obtiene mediante la fricción, mediante
la intensa lucha entre “sí” y “no” dentro de uno mismo. Si el hombre
vive sin una lucha interior, si todo le “sucede”, sin que haya la menor
oposición de su parte, si es que va donde quiera que le lleven o donde
quiera que sople el viento, permanecerá siendo lo que es. Pero si
comienza a luchar dentro de sí mismo, y si en esta lucha hay una
dirección precisa, entonces comienzan a formarse, poco a poco, ciertos
rasgos, comienza la “cristalización”. Pero esta cristalización puede
ocurrir sobre bases buenas o malas. La “fricción”, la lucha interior
entre “sí” y “no”, puede ocurrir sobre una base falsa como, por ejemplo,
una creencia fanática en una u otra idea, o el “temor al pecado”;
cualquier cosa por el estilo puede producir en el hombre una intensa
lucha interior entre “si” y “no”. Y un hombre puede cristalizarse sobre
semejante base. Pero ésta sería una mala cristalización, una
cristalización falsa, incompleta. Un hombre así no tendría la menor
posibilidad de un desarrollo ulterior. A fin de posibilitar un
desarrollo ulterior, tiene que derretirse nuevamente, por así decirlo, y
esto sólo lo puede lograr mediante un intenso y terrible sufrimiento.
12. Así consigue cristalizarse. Es en esta forma cómo mucha gente puede
generar en sí misma una gran fuerza interior; puede soportar torturas,
puede obtener lo que quiera. Esto significa que en estas personas ya hay
algo sólido, algo permanente. Estas personas pueden llegar a ser
inmortales.
13. Es preciso hacer sacrificios. Si nada se sacrifica, nada se
consigue. Y es preciso sacrificar algo que por el momento sea muy
precioso, sacrificarlo por un tiempo muy largo y sacrificar bastante.
Pero no hay que sacrificar para siempre. Es indispensable entender esto
con toda claridad, porque a menudo no se entiende como es debido. El
sacrificio es necesario sólo mientras está desarrollándose el período de
la cristalización. Cuando se ha logrado la cristalización, todos los
renunciamientos, todas las privaciones, todos los sacrificios dejan de
ser necesarios. Entonces el hombre puede hacer lo que le dé la gana. Ya
no hay más leyes para él, porque él es la ley en sí mismo.
14. Este aspecto de la cuestión es sumamente claro. La multitud ni
quiere ni busca el conocimiento. Los dirigentes de las multitudes,
movidos por sus propios intereses, tratan de aumentar los temores de las
gentes y fomentan el repudio de todo cuanto sea nuevo o desconocido. La
esclavitud, que es la condición de la actual vida del hombre, se basa
en este temor. Es sumamente difícil aún imaginar todo el horror de
semejante esclavitud. Nosotros no comprendemos lo que las gentes se
pierden. Pero, a fin de comprender las causas de esta esclavitud, basta
observar la forma en que las gentes mienten. Basta observar que es lo
que constituye la finalidad de su existencia, el objeto de sus deseos,
de sus pasiones, de sus aspiraciones; basta observar lo que piensan, lo
que discuten, lo que sirven y lo que adoran. Consideremos aquellas cosas
en que la gente gasta su dinero,
15. El hombre no nace con estos cuerpos sutiles; ellos sólo pueden
cultivarse artificialmente, siempre y cuando existan condiciones
favorables, tanto en lo interno como en lo externo.
El “cuerpo astral” no es un implemento indispensable para el hombre. Es
un lujo, un gran lujo que se lo pueden dar muy pocos. Un hombre puede
vivir perfectamente bien sin un “cuerpo astral”. Su cuerpo físico posee
todas las funciones necesarias para la vida. Un hombre sin “cuerpo
astral” puede producir la impresión de ser muy intelectual y hasta
espiritual, y puede engañar no sólo a otras personas, sino también a sí
mismo.
16. Imaginemos una vasija o retorta llena de varios polvos metálicos.
Estos polvos no tienen conexión entre ellos, y a cada cambio accidental
de la postura de la retorta, también cambia la posición relativa de los
diferentes polvos. Si se sacude la retorta, o si se la golpea con el
dedo, entonces el polvo que originalmente estaba arriba, encima de los
demás, puede aparecer en el medio o en el fondo, mientras que aquel que
estaba en el medio o en el fondo, puede aparecer encima de todos. No hay
permanencia alguna en la posición de los polvos, y en semejantes
condiciones no puede haber nada permanente. Tal es un típico aspecto de
nuestra vida psíquica. A cada instante hay nuevas influencias que
cambian la posición de los polvos; en lugar del que está encima, se
coloca otro que es su opuesto absoluto. La ciencia llama a esto un
estado de mezcla mecánica. La característica esencial de la
interrelación de los polvos en este estado de mezcla, es la
inestabilidad de las interrelaciones mismas, y su variabilidad.
Es imposible estabilizar la interrelación de los polvos en un estado de
mezcla mecánica. Pero los polvos pueden fundirse; la naturaleza misma de
los polvos posibilita esta fusión. Para conseguirla, es preciso
encender un fuego especial bajo la retorta; al calentar y derretir los
polvos, este fuego logra finalmente fundirlos en uno solo. Fundidos en
esta forma, los polvos quedarán en un estado de composición química. Y
una vez así no se les podrá separar por el mismo expediente con que se
les separaba antes y mediante cual expediente se les hacía cambiar de
posición como era el caso cuando se hallaban en un estado de mezcla
mecánica. El contenido de la retorta se ha convertido en algo
“indivisible”, “individual”. Esto indica la forma como se construye el
segundo cuerpo. El fuego que produce la fusión proviene de la “fricción”
que, a su vez, se produce en el hombre mediante la lucha entre “si” y
“no”. Si un hombre cede a todos sus deseos, o si alcahuetea con ellos,
nunca habrá en él lucha alguna, no habrá fricción, no habrá fuego. Pero,
si habiéndose propuesto alcanzar una determinada finalidad el hombre
lucha contra todos los deseos que le impiden su logro, entonces podrá
crear en sí mismo un fuego que transformará gradualmente su mundo
interior en una integridad única.
17. Y tan sólo el hombre que posea cuatro cuerpos total y completamente
desarrollados puede llamarse un hombre en el más amplio sentido de la
palabra. Este hombre tiene muchas propiedades que el hombre ordinario no
posee. Una de éstas es la inmortalidad.
18. La inmortalidad no es una propiedad con la que nace el hombre. Pero el hombre puede hacerse inmortal.
19. El camino que conduce al desarrollo de las posibilidades ocultas en
el hombre es un camino que va contra la naturaleza, contra Dios mismo.
20. Los caminos conducen, o deberían conducir, a la inmortalidad. La
vida corriente, la vida de todos los días, aún en sus mejores aspectos,
lleva al hombre a la muerte y no puede llevarlo a ninguna otra cosa.
21. Las religiones occidentales han degenerado a tal extremo que no queda ya nada vivo en ellas.
22. Esta situación sería verdaderamente desesperada si no existiese la posibilidad de un cuarto camino.
23. Este cuarto camino no tiene formas definidas como las tienen los
caminos del fakir, del monje y del yogui. Y, por sobre todas las cosas,
el hombre tiene que ser capaz de hallar el cuarto camino, tiene que
encontrarlo. Esta es la primera prueba. No se la conoce tan bien como la
de los otros tres caminos. Hay mucha gente que jamás ha oído hablar de
un cuarto camino, y hay quienes hasta niegan su existencia o sus
posibilidades.
24. En el cuarto camino el conocimiento es mucho más exacto, mucho más
perfecto. El hombre que se decide por el cuarto camino sabe precisa y
claramente qué sustancia necesita para sus fines, y sabe que esta
sustancia la puede producir dentro de su cuerpo mediante un mes de
sufrimientos, mediante una semana de tensión emocional o mediante un día
de ejercicios mentales. Pero también sabe que puede introducir esta
sustancia en su organismo, desde afuera, si sabe cómo hacerlo. De este
modo, en vez de emplear un día en ejercicios mentales, como el yogui, o
una semana de oraciones, como el monje, o un mes de sufrimientos, como
el fakir, simplemente prepara y se traga una píldora que contiene todas
las substancias que necesita y en esta forma, y sin mayor pérdida de
tiempo, obtiene los resultados que quiere.
25. Si la evolución de la humanidad llegase a pasar de cierto límite, o,
para decirlo más correctamente, si la evolución abarcase un número de
hombres superior a cierto porcentaje, el hecho sería fatal para la luna.
En la actualidad, la luna se alimenta de la vida orgánica en la tierra,
se alimenta de la humanidad. La humanidad es parte de la vida orgánica;
esto significa que la humanidad es el alimento de la luna. Si todos los
hombres deviniesen agudamente inteligentes, no querrían ser devorados
por la luna.
Sin embargo, existen a la vez posibilidades de evolución, y pueden
desarrollarse en individuos aislados con ayuda de conocimientos y
métodos adecuados. Semejante desarrollo puede ocurrir solamente para
beneficio del individuo, y va, por así decirlo, contra los intereses y
beneficios del mundo planetario. Esto es lo que el hombre tiene que
entender: su evolución no es necesaria sino para él mismo. Su evolución
no le puede interesar a nadie más. Y nadie está obligado a ayudarle ni
hay quién tenga la intención de ayudarle.
26. El hombre no tiene un YO individual. Pero, en cambio, tiene cientos y
miles de pequeños “yo”, separados los unos de los otros; a menudo se
desconocen los unos a los otros, no toman nunca contacto entre sí, o,
por el contrario, son hostiles, exclusivistas e incomprensibles entre
sí. Cada minuto, cada momento, el hombre dice o piensa en términos de
“yo”. Y cada vez se trata de un “yo” diferente. Ahora es un pensamiento,
luego es un deseo; ahora una sensación, en seguida un nuevo
pensamiento. Así sigue la ronda eternamente. El hombre es una
pluralidad. Y su nombre es Legión.
27. En el hombre no hay una verdadera individualidad. El hombre no tiene
un Gran YO, un YO singular. El hombre está dividido en una multitud de
pequeños “yo”.
28. Ni aún el más claro entendimiento de sus posibilidades llevará al
hombre a su realización. A fin de poder realizar todo cuanto prometen
estas posibilidades, el hombre tiene que sentir un poderoso deseo de
liberación y estar dispuesto a sacrificarlo todo, a arriesgarlo todo,
con tal de obtenerla.
29. El hombre moderno nace dormido, dormido vive, y dormido muere. Sobre
el sueño, su significado y el papel que desempeña en la vida del
hombre, hablaremos más adelante. Por ahora dedíquense a pensar una sola
cosa: ¿qué conocimiento puede tener un hombre dormido? Si sobre esto se
piensa, recordando a la vez que el sueño es nuestro principal rasgo, no
tardará uno en advertir que si el hombre quiere obtener conocimiento,
tiene, antes que nada, que pensar en cómo despertar, en cómo poder
cambiar su ser.
30. Los hombres uno, dos y tres no pueden vivir conforme a los preceptos
de Cristo porque a ellos sólo les “suceden” las cosas. Hoy son una
cosa, mañana serán otra. Hoy están dispuestos a dar su última camisa y
mañana serán capaces de destruir a quien se haya negado a darles a ellos
su última camisa. Están siempre a merced de cualquier acontecimiento
fortuito. No son amos de sí mismos, y en consecuencia no pueden
decidirse a ser cristianos y a serlo verdaderamente.
31. La vida orgánica de la tierra es lo que alimenta a la luna. Todo
cuanto habita la tierra, todo cuanto en ella vive, las gentes, los
animales, las plantas, todo es alimento para la luna. La luna es un
enorme ser viviente que se alimenta de todo cuanto vive y crece en la
tierra. La luna no podría existir sin la vida orgánica de la tierra, y
la vida orgánica en la tierra no podría existir sin la luna. Lo que es
más, en su relación a la vida orgánica en la tierra, la luna es un
gigantesco electromagneto. Si la acción de este electromagneto quedase
repentinamente detenida, la vida orgánica en la tierra se derrumbaría y
se haría nada.
32. Todos los malos actos, todos los crímenes, todas las acciones que
constituyen un auto-sacrificio, todos los hechos heroicos, como todos
los actos de la vida ordinaria, todo está controlado por la luna. La
liberación que se adquiere mediante el crecimiento de los poderes
mentales y de otras facultades, es la liberación de la influencia de la
luna. La parte mecánica de nuestra vida depende de la luna, está sujeta a
la luna. Si conseguimos desarrollar en nosotros mismos una conciencia y
una voluntad, y sometemos nuestra vida mecánica y todas nuestras
manifestaciones mecánicas a estas dos cosas, a la consciencia y a la
voluntad, entonces nos será posible huir del poder de la luna.
33. Nada hay que sea verdaderamente inmortal; aún Dios es mortal. Pero
entre el hombre y Dios hay una enorme diferencia. Dios es mortal de un
modo diferente a lo que el hombre es mortal. Sería mucho más conveniente
que substituyésemos la palabra “inmortal” por la idea de “existencia
después de la muerte”. Entonces yo contestaría diciendo que el hombre
tiene la posibilidad de seguir existiendo después de la muerte. Pero una
cosa es la posibilidad, y otra muy distinta es el que esto se realice,
que se convierta en una realidad.
34. A fin de poder conocer el futuro es necesario conocer el presente en
todos sus detalles, y también conocer el pasado. Hoy es lo que es,
debido a que ayer fué lo que fué. Y si hoy es como ayer, mañana será
como hoy. Quien quiera un mañana diferente, tiene que empezar por
cambiar su hoy.
35. Uno sólo puede prever el futuro de un hombre. Es imposible prever el
futuro de máquinas locas. La dirección de las máquinas locas cambia a
cada instante. Un momento es cierta clase de máquina y va en una
dirección determinada y hasta es posible calcular hasta dónde puede
llegar, pero cinco minutos después ya va en una dirección completamente
distinta y todos los cálculos hechos resultan únicamente en una serie de
errores. En consecuencia, antes de hablar acerca del conocimiento del
futuro, uno debe saber de cuyo futuro se trata. El hombre que quiera
conocer su futuro, tiene que conocerse a sí mismo. Entonces podrá saber
si es que vale la pena o no conocer el futuro. Algunas veces, más vale
ignorarlo.
Esto podrá parecerles paradójico, pero nos asiste todo el derecho para
afirmar que nosotros conocemos nuestro futuro. Será exactamente lo mismo
que fué nuestro pasado. Nada puede cambiar de sí mismo.
36. Cómo evitar la muerte final, cómo dejar de morir. Para esto es
necesario, ante todo, ser. Si uno cambia minuto a minuto, si no hay nada
en él capaz de sobreponerse a las influencias externas, quiere decir
que nada hay en él capaz de sobreponerse a la muerte. Pero si consigue
independizarse de las influencias externas, si llega a crear en él algo
capaz de vivir por sí mismo, entonces es posible que este algo no muera.
En las circunstancias actuales, nosotros estamos muriendo minuto a
minuto. Cada vez que las influencias externas cambian, nosotros
cambiamos con ellas; o sea que a cada rato mueren muchos de nuestros
“yo”. Si el hombre consigue desarrollar en sí mismo un YO capaz de
sobreponerse a los cambios de las condiciones externas, este YO
sobrevivirá a la muerte del cuerpo físico.
37. Si consigue llegar a ser el amo de sí mismo, el amo de su vida, también llegará a ser el amo de su muerte.
38. Jesucristo dijo: “Amad a vuestros enemigos”, pero ¿cómo vamos a
poder amar a nuestros enemigos si ni siquiera podemos amar a nuestros
amigos?
39. El hombre debe de ser el amo de sí mismo. Si el hombre no consigue
ser el amo de sí mismo, no tiene nada y nunca podrá tener nada.
40. De todos los deseos, el más correcto que se ha formulado hasta el
momento es el deseo de ser el amo de sí mismo, porque sin serlo nada es
posible. Y comparados con este deseo, todos los demás vienen a ser
sencillamente sueños infantiles, deseos que el hombre ni siquiera podría
utilizar aun cuando le fuesen concedidos.
41. La libertad, la liberación, tal debe ser la meta del hombre en la
tierra. Llegar a ser libre, llegar a quedar totalmente libre de toda
forma de esclavitud: éste debería ser el motivo de la lucha de todo
hombre en cuanto empezara a darse cuenta de su situación. En tanto
continúe siendo un esclavo tanto interna como externamente, el hombre no
tiene posibilidades de ninguna especie. Pero no podrá dejar de ser un
esclavo en lo exterior en tanto lo siga siendo interiormente. En
consecuencia, a fin de llegar a ser libre, el hombre debe obtener su
libertad interior.
42. El peor de los insultos que se le pueda lanzar a un “hombre-máquina”
es decirle que no puede hacer nada, que no puede lograr nada, que no
puede moverse en ningún sentido y que al tratar de ir en pos de algo
dado, inevitablemente creará alguna otra cosa. La verdad es que esto no
puede ser de otro modo. El “hombre-máquina” se encuentra sujeto a la ley
de los accidentes.
43. El hombre máquina no puede hacer nada. Para él, como para todo
cuanto le rodea, las cosas sencillamente suceden. A fin de poder hacer
es indispensable conocer la ley de las octavas. Es preciso conocer los
momentos en que ocurren los “intervalos” y ser capaz de crear los
“choques adicionales” que sea menester.
44. Sólo cuando el hombre comienza a recordarse a sí mismo, a recordarse
como Yo, le es posible despertar. Y entonces la vida circundante cobra
un aspecto diferente y un significado distinto. La vida que le rodea la
ve como una vida de gentes dormidas, una vida de sueño, de verdadero
sueño. Todo cuanto el hombre dice, lo dice en sueños; todo cuanto hace,
lo hace en sueños. Todo esto, todas estas cosas carecen de valor. Lo
único que tiene un valor real es el despertar o aquello que conduce a un
despertar.
45. Es posible pensar durante mil años; es posible escribir bibliotecas
completas, crear montones de teorías, y hacerlo todo sumido en el más
profundo de los sueños y sin posibilidad alguna de despertar. Antes
bien, todos estos libros y todas estas teorías, escritas y concebidas en
el sueño, sólo servirán para aumentar el sueño de las otras personas.
46. El hombre ni siquiera sospecha lo que se pierde por el mero hecho de
permanecer dormido. Como ya lo he indicado, dada la forma en que está
constituido y organizado, tal como la naturaleza lo ha creado, el hombre
puede llegar a ser consciente de sí mismo. Así fué creado, así nació.
Pero el hombre nace en medio de gentes dormidas y, naturalmente, se
queda dormido junto con ellas justamente cuando debería haber comenzado a
ser consciente de sí mismo. Todo concurre a participar en este hecho:
la forma involuntaria como los niños imitan a sus mayores, la sugestión
voluntaria e involuntaria, y esa cosa que llamamos “educación”. Y cada
intento del niño por despertar queda inmediatamente detenido. Esto es
inevitable. Hace falta mucho esfuerzo y mucha ayuda a fin de poder
despertar más tarde cuando ya el ser ha acumulado miles de hábitos que
le obligan a dormir. Aún esto ocurre muy raras veces. En la mayoría de
los casos, cuando es aún niño, el hombre pierde toda posibilidad de
despertar; su vida transcurre en el sueño, y en sueños muere.
47. Las posibilidades del hombre son muy grandes. No pueden Uds.
concebir siquiera una sombra de lo que el hombre puede obtener. Pero
nada puede obtenerse en sueños. En la consciencia de un hombre dormido,
sus ilusiones, sus “sueños”, están mezclados con la realidad. Vive en un
mundo subjetivo y no puede huir de él. Esta es la razón por la que
nunca puede utilizar todos los poderes que posee y también la razón por
la que vive siempre dentro de una pequeña parte de sí mismo.
48. Es que nosotros no nos damos cuenta cuan contradictorios y cuan
hostiles son entre sí los diferentes “yo” que forman nuestra
personalidad. Si el hombre sintiese todas estas contradicciones,
sentiría lo que realmente es. Sentiría que está loco.
49. El despertar solamente es posible para quienes lo buscan y lo
desean, para quienes están dispuestos a luchar consigo mismos, y a
trabajar sobre sí mismos durante mucho tiempo, y muy persistentemente, a
fin de conseguir ese despertar. Para esto es preciso destruir los
“topes”; dicho en otra forma, es necesario salir e ir al encuentro de
todos aquellos sufrimientos interiores relacionados con la sensación de
las contradicciones. Lo que es más, la destrucción de los “topes”
requiere en sí misma un prolongado esfuerzo, y el hombre tiene que estar
de acuerdo con esta clase de trabajo y tiene que darse plena cuenta de
que el resultado no será sino toda suerte de incomodidades, y de
sufrimientos.
Pero ocurre que el juicio interno es el único fuego que puede fundir en
una sola materia todos los polvos que hay en la retorta que mencioné
antes, y es el único medio de crear la unidad que el hombre no tiene en
aquel estado en que comienza a estudiarse a sí mismo.
50. Las gentes gustan mucho hablar sobre la moralidad. Pero la moralidad
es mera auto-sugestión. Lo que hace falta es juicio interno. Nosotros
no enseñamos moralidad. Enseñamos la manera de hallar el juicio interno.
A las gentes esto les produce desagrado. Dicen que nosotros no tenemos
amor. Se trata sencillamente de que nosotros no fomentamos ni la
hipocresía ni la debilidad. Al contrario, nosotros arrancamos todas las
máscaras.
51. Si un hombre se da cuenta de que está dormido y quiere despertar,
entonces todo cuanto le ayude a despertar será bueno, y todo cuanto le
impida este despertar será malo. En exactamente la misma forma
comprenderá lo que es bueno y malo para la demás gente. Lo que les ayude
a despertar será bueno, lo que se lo impida, lo que prolongue su sueño
será malo. Pero esto tiene validez únicamente para quienes quieren
verdaderamente despertar, para aquellos que comprenden que están
dormidos. Aquellos que no entienden esto, aquellos que no se dan cuenta
de que están dormidos, y aquellos que no pueden querer despertar, no
pueden tener una comprensión del bien y del mal. Y como la abrumadora
mayoría de las gentes no se da cuenta y jamás se dará cuenta de que
están dormidas, ni el bien ni el mal realmente existen para ellas.
52. La renuncia a las propias decisiones, la subordinación de la propia
voluntad a la voluntad de otro, todo ello puede presentar insalvables
dificultades para el hombre que no haya comprendido, de antemano, que no
está sacrificando ni modificando nada en su vida, que durante toda su
vida ha estado sujeto a una o a varias voluntades extrañas a sí mismo, y
que nunca ha tenido verdaderas decisiones propias. Pero, por lo
general, el hombre no es consciente de estas cosas. Considera que tiene
el derecho de elegir libremente. Le resulta sumamente duro renunciar a
la ilusión de que dirige y organiza su vida como él la quiere. Pero no
existe posibilidad alguna de trabajo sobre uno mismo hasta que uno no se
ha liberado de semejante ilusión.
Debe darse plena cuenta de que no existe; debe darse cuenta de que no
puede perder nada porque en realidad no tiene nada que perder; debe
darse cuenta de su “nadidad” en el más amplio sentido de la palabra.
53. Debe entenderse que el hombre consiste en dos partes: esencia y
personalidad. La esencia en el hombre es aquello que le es propio. La
personalidad “no le es propia”. Quiero decir con esto que la
personalidad viene de afuera, de lo que ha aprendido, de lo que refleja;
todos los rasgos de las impresiones externas que han quedado en su
memoria o en sus sensaciones creados por medio de la imitación, todo
ello es la suma de “lo que no le es propio” todo ello forma la
personalidad.
54. El niño pequeño no tiene personalidad de ninguna especie. Es lo que
verdaderamente es. Es esencia. Sus deseos, sus gustos, sus aficiones,
sus disgustos, todo ello expresa lo que realmente es.
55. La esencia es la verdad de lo que hay en el hombre; la personalidad
es lo falso. Pero en proporción al crecimiento de la personalidad, la
esencia se manifiesta más y más raramente, más y más débilmente, y a
menudo ocurre que el crecimiento y desarrollo de la esencia se detiene a
una edad muy temprana y deja por completo de crecer.
56. El desarrollo de la esencia depende del trabajo en sí mismo.
Un momento muy importante en el trabajo en sí mismo es cuando el hombre
comienza a distinguir entre su personalidad y su esencia. El verdadero
YO de un hombre, su individualidad, sólo puede crecer partiendo de esta
esencia.
57. Lo que es más, ocurre también muy a menudo que la esencia muere en
un hombre mientras su personalidad y su cuerpo están aún vivos. Un
considerable porcentaje de las gentes que vemos por las calles de
cualquier gran ciudad están ya completamente vacías por dentro; es
decir, están ya verdaderamente muertas.
Es una gran suerte el que nosotros ni veamos ni sepamos la verdad de
estas cosas. Si verdaderamente supiésemos cuántas personas están
verdaderamente muertas y si supiésemos cuántos de estos cadáveres
animados gobiernan nuestra vida, nos volveríamos locos de horror. Y en
realidad suele suceder que hay personas que se vuelven locas porque algo
de esto llegan a descubrir sin haber recibido la necesaria preparación,
es decir que llegan a ver algo que no deberían haber visto. A fin de
poder ver estas cosas sin peligro alguno, es necesario estar en uno de
los caminos. Si un hombre incapaz de hacer algo por sí mismo llega a
descubrir la verdad, por cierto que se volverá loco. Pero esto sucede
muy raras veces. Por lo general, todo está dispuesto de tal modo que
ninguna persona pueda ver la verdad prematuramente. La personalidad no
puede ver sino aquello que le gusta ver, y aquello que no interfiere con
su propia vida. Nunca ve lo que no le gusta. Esto está bien y mal a la
vez. Es buena cosa para quien quiere dormir, y pésima si quiere
despertar.
58. Debemos “recordarnos a nosotros mismos”. Pero esto nos será posible
únicamente si tenemos en nosotros la suficiente energía para esta íntima
recordación.
59. La respuesta es que cada hombre dispone de la suficiente energía
para comenzar a trabajar en sí mismo. Sólo hace falta aprender a ahorrar
la mayor parte de la energía que poseemos para un trabajo benéfico, en
vez de desperdiciarla improductivamente.
60. Los caminos errados son muy numerosos, pero en la mayoría de los
casos no conducen a ninguna parte. Y el hombre se encuentra en estos
siempre dando vueltas en el mismo punto, creyendo que va alguna parte.
61. Un hombre puede nacer, pero a fin de nacer tiene, primero, que morir; y a fin de morir tiene, primero, que despertar.
62. El hombre tiene que librarse de las mil y una amarras pequeñas,
apegos e identificaciones que le sujetan a la situación en que se
encuentra. Está sujeto a todo cuanto es su vida, sujeto a su
imaginación, sujeto a su estupidez, sujeto aún a sus sufrimientos,
posiblemente a sus sufrimientos más que a cualquier otra cosa. Tiene que
librarse de estas amarras. El apego a las cosas, la identificación con
las cosas mantienen viva en el hombre una legión de pequeños “yo” que
son inútiles. Todos estos “yo” tienen que morir a fin de que pueda nacer
el Gran YO. ¿Pero cómo puede hacérselos morir? Por cierto que ellos no
querrán morir. Justamente a esta altura es cuando la posibilidad de
despertar viene al rescate del hombre. Despertar significa darse cuenta
de la nadidad que uno es; es decir, darse cuenta de la completa y
absoluta mecanicidad de uno y de la propia impotencia. No basta darse
cuenta de ello filosóficamente, en palabras. Es necesario darse cuenta
en el hecho, a través de los hechos claros, de los hechos simples y
concretos de las cosas de todos los días. Cuando el hombre comienza a
conocerse a sí mismo más que sea un poco, también comienza a ver que
tiene o lleva en sí mismo algo que le horroriza.
63. Antes que nada, uno debe darse cuenta de que el sueño que tiene
dominado al hombre no es un sueño normal, sino un sueño hipnótico. El
hombre vive hipnotizado, y este estado hipnótico se mantiene y fortifica
continuamente en él. Uno podría hasta llegar a pensar que hay ciertas
fuerzas para las cuales es útil y las cuales ganan mucho al mantener al
hombre en este estado hipnótico, impidiéndole ver la verdad e
impidiéndole darse plena cuenta de la situación en que se encuentra.
64. Es posible que Uds. se hayan topado en alguna parte con la palabra
“kundalini”, especialmente en la literatura ocultista, con “el fuego de
kundalini”, o “la serpiente de kundalini”. Se utiliza a menudo esta
expresión para designar cierto tipo de una extraña fuerza que yace en el
hombre y que puede despertarse. Pero ninguna de las teorías conocidas
ofrece una explicación correcta acerca de lo que verdaderamente es la
fuerza de kundalini. Algunas veces se la relaciona con el sexo, con la
energía sexual, o sea con la posibilidad de utilizar la energía sexual
con otros fines. Esto último está totalmente equivocado por cuanto
kundalini puede hallarse en cualquier cosa. Y, sobre todo, kundalini no
es algo deseable en forma alguna y mucho menos puede favorecer el
desarrollo del hombre. Es muy curioso ver como estos “ocultistas” se han
apoderado de una palabra que alguien halló en alguna parte, pero han
alterado su significado tan completamente, que de una cosa terrible y
peligrosa han hecho algo que creen que vale la pena esperar y ansiar,
como si se tratase de alguna bendición.
65. Kundalini en realidad es una fuerza que se introdujo en el hombre
para mantenerlo en su actual condición. Si los hombres se diesen cuenta,
si pudiesen advertir la realidad de su situación y todo el horror que
ella implica, no podrían permanecer donde están un sólo instante más.
Comenzarían a buscar una salida, y pronto la hallarían porque hay una
salida, una puerta de escape, pero los hombres no la pueden ver porque,
sencillamente, están hipnotizados. Kundalini es la fuerza que los
mantiene en este estado hipnótico. “Despertar” significa pues
deshipnotizarse. Justamente en esto estriba la principal de todas las
dificultades y en ello, por lo mismo, reside la garantía de su
posibilidad de éxito porque no hay ninguna razón orgánica para el sueño,
y el hombre puede despertar.
Pero esta es la teoría; en la práctica es casi imposible porque en
cuanto el hombre despierta un poco y abre los ojos, todas las fuerzas
que motivaron su sueño caen nuevamente sobre él con diez veces más
fuerza, y el hombre vuelve a quedar dormido; a menudo hasta sueña que
está despertando o que está despierto.
66. ¿Qué es lo que se necesita para despertar a un hombre dormido? Se
necesita un buen shock. Pero cuando el hombre está profundamente
dormido, no basta con un solo shock. Necesita estar sometido a un largo
período de continuos shocks.
67. La más difícil de todas las barreras es la conquista de la mentira.
El hombre miente tanto y tan constantemente tanto a sí mismo como a los
demás y en forma tal, que deja de darse cuenta de que está mintiendo. No
obstante, es preciso conquistar la mentira.
68. Los esfuerzos ordinarios no cuentan para nada. Solo valen los
super-esfuerzos. Así es con todo y para todas las cosas. Aquellos que no
quieren hacer super-esfuerzos harían mucho mejor en abandonarlo todo.
69. Más vale morir haciendo esfuerzos para despertar que vivir sumido en
el sueño. Este es un aspecto. Otro aspecto es que no es tan fácil morir
a consecuencia de un esfuerzo. Tenemos muchísima más fuerza de lo que
creemos. Pero jamás la utilizamos.
70. El centro ha conectado directamente con el acumulador grande. Este
acumulador contiene una enorme cantidad de energía. Conectado con el
acumulador grande el hombre puede, literalmente, obrar milagros.
71. No hace falta tenerle tanto miedo a los esfuerzos; en forma alguna
se corre el peligro de morir a causa de ellos. Es mucho más fácil morir
de inacción, de pereza y del temor a hacer esfuerzos.
72. Tenemos que aprender a sacar energía directamente del gran acumulador.
73. A fin de acercarse a este sistema con seriedad, es preciso estar ya
desilusionado, ante todo de sí mismos. Es decir, estar verdaderamente
desilusionado de sus poderes, y, en segundo lugar, de los caminos viejos
y trillados. El hombre no puede sentir el valor de este sistema hasta
que no se haya desilusionado de lo que está haciendo, de lo que está
buscando.
74. El hombre tiene que estar lo suficientemente desilusionado de los
medios y métodos ordinarios, y a la vez tiene que pensar o aceptar la
idea de que puede haber algo en alguna parte. Si se habla con un hombre
que está en esta situación, puede discernir el sabor de verdad en lo que
se le dice, aún cuando se le diga burdamente. Pero si se habla con
algún hombre que está convencido de otra cosa, todo cuanto se le diga le
parecerá absurdo y nunca prestará atención seriamente. No vale la pena
perder el tiempo con estas personas. Este sistema es para aquellos que
ya han buscado, que se han quemado. Aquellos que no han buscado y que no
buscan en forma alguna, por cierto que no lo necesitan. Y aquellos que
no se han quemado tampoco lo necesitan.
75. El sexo desempeña un papel tremendamente importante en mantener la
mecanicidad de la vida. Todo cuanto hacen las gentes está relacionado
con el sexo. La política, la religión, el arte, el teatro, la música.
Todo es sexo. ¿Creen Uds. que las gentes van a un teatro a ver alguna
nueva obra? ¿O que van a la iglesia verdaderamente a rezar? Eso lo hacen
por guardar las apariencias. Lo principal, tanto en el teatro como en
la iglesia, es que habrá muchos hombres y muchas mujeres. Esto
constituye el centro de gravedad de todas las reuniones. ¿Qué creen Uds.
que lleva a las gentes a los cafés, a los restaurants, a las fiestas?
Una cosa solamente: el sexo. Esta es la principal fuerza motriz de todo
lo mecánico. Todo el sueño del hombre, toda la hipnosis a que está
sometido, todo depende del sexo.
76. Este estado de cosas ha sido creado por fuerzas cósmicas, y son las
fuerzas cósmicas las que tienen el control de la situación. Y Uds. me
preguntan: ¿Puede dejarse así o debe modificarse? Ni Dios mismo podría
cambiar lo hecho. ¿Recuerdan Uds. lo dicho acerca de los 48 órdenes de
leyes? Nadie puede cambiarlas, pero uno puede librarse de un buen número
de ellas; es decir, existe la posibilidad de cambiar el estado de cosas
para uno mismo. Es posible huir de la ley general. Ya deberían Uds.
haber comprendido que en este caso, como en todos los otros, no puede
cambiarse la ley general. Pero uno puede cambiar su propia situación con
relación a estas leyes; uno puede huir de la ley general. Tanto más
desde que la ley acerca de la cual estoy hablando, o sea el poder que el
sexo ejerce sobre las gentes, incluye muchas posibilidades diferentes.
Incluye la principal forma de esclavitud, y por lo mismo incluye la
principal y la más grande de todas las posibilidades de liberación. Esto
es lo que tienen Uds. que entender acabadamente.
El “nuevo nacimiento” de que ya hemos hablado tantas veces antes,
depende tanto de la energía sexual como el nacimiento físico o la
propagación de las especies.
77. La abstinencia sexual es necesaria sólo en ciertos casos, o sea para
ciertos tipos. Para otros no es necesario en absoluto. Y aún hay otros
tipos en quienes la abstinencia viene por sí misma en cuanto comienza la
transmutación. Explicaré esto con mayor claridad. Para ciertos tipos es
necesario observar una prolongada abstinencia sexual a fin de que la
transmutación comience. Esto significa que sin una prolongada y completa
abstinencia sexual la transmutación no puede comenzar. Pero una vez que
la transmutación ha comenzado, ya no es necesario abstenerse. En otros
casos, es decir con otros tipos, la transmutación puede comenzar en una
vida sexual normal, y al contrario de otros tipos, puede comenzar antes y
hasta desarrollarse muchísimo mejor con un abundante gasto externo de
energía sexual. En el tercer caso aún, una vez comenzada la
transmutación, ella absorbe toda la energía sexual y pone fin a la vida
sexual normal o al gasto externo de energía sexual.
78. Deben Uds. comprender donde yace el mal principal y qué es lo que
constituye la verdadera esclavitud. No reside en el sexo propiamente,
sino en el abuso del sexo.
79. Es imposible explicarle a un hombre que aún no ha comenzado a
trabajar en sí mismo y que ignora la estructura de la máquina humana, lo
que verdaderamente significa el “abuso del sexo”; esto es tan imposible
como indicarle lo que se debe hacer para evitar estos abusos. El
trabajo correcto en sí mismo comienza con la creación de un centro de
gravedad permanente. Cuando se ha forjado un centro de gravedad
permanente, todo lo demás comienza a hallar su lugar y a distribuirse en
subordinación a ello.
80. Solamente trabajaré con aquellos que me puedan servir para el logro
de mi objetivo. Y útil puede serme tan sólo aquel que haya decidido
luchar firmemente consigo mismo; es decir, luchar contra su mecanicidad.
81. Las gentes le temen al silencio más que a cualquier otra cosa, que
nuestra tendencia a hablar sin motivo alguno nace de un sentido de
autodefensa, y siempre se basa en una renuencia o en la repugnancia para
ver algo abiertamente, una resistencia para confesarse algo a sí mismo.
82. Lo que las gentes tienen que aprender a sacrificar son sus
sufrimientos. También es muy difícil sacrificar los propios
sufrimientos. El hombre está siempre dispuesto a renunciar a cualquiera
de sus placeres, pero en forma alguna está dispuesto a renunciar a sus
sufrimientos. El hombre ha sido hecho de tal modo que no hay nada en su
vida a que se encuentre más apegado que a sus sufrimientos. Y es preciso
estar libre del sufrimiento. Nadie que no esté libre del sufrimiento,
nadie que no haya sacrificado su sufrimiento puede en realidad trabajar.
Más adelante tendremos mucho que decir acerca del sufrimiento. Nada
puede obtenerse sin sufrimientos, pero a la vez uno tiene que comenzar
por sacrificar los sufrimientos. Ahora, descifre Ud. lo que quiero decir
con todo esto.
83. El desarrollo de la máquina humana y el enriquecimiento del ser,
comienzan con una nueva y desacostumbrada función de, justamente, la
máquina.
84. Lo que más necesita la cultura contemporánea es autómatas. No cabe
duda de que las gentes están perdiendo sus hábitos de independencia, que
se están convirtiendo en autómatas, en partes de una máquina. Es
imposible prever el final de todo esto, y cual es la salida, o si hay
una salida o si alguna vez tendrá un fin. En medio de todo esto hay sólo
una cosa cierta: la esclavitud del hombre va en continuo aumento. Crece
cada día. El hombre está convirtiéndose en un esclavo voluntario. Ya no
precisa cadenas. Ha comenzado a enamorarse de su esclavitud, aún a
sentirse orgulloso de ella. Y esto es lo más terrible y lo más trágico
que puede sucederle a un hombre.
85. Doscientas personas conscientes, si es que existiesen y lo
considerasen legítimo, podrían cambiar totalmente la vida en la tierra.
86. Cada clase de criatura, cada grado de ser, se define por lo que les
sirve de alimento y por aquello para lo cual, ellos mismos sirven de
alimento a su vez. En el orden cósmico cada clase de criaturas se
alimenta de una clase definida de criaturas inferiores, y a su vez es
una clase definida de alimento para criaturas superiores.
87. En el trabajo sólo cuentan los super-esfuerzos, o sea aquellos
esfuerzos que pasan de lo normal, que van más allá de lo que es
necesario; los esfuerzos ordinarios no se toman en cuenta.
88. Pecado es aquello que mantiene al hombre amarrado en un punto cuando
el hombre ha decidido moverse, si es que es capaz de moverse. Los
pecados solamente existen para las gentes que están en El Camino, o que
se están acercando a él. El pecado es aquello que detiene al hombre en
este propósito, aquello que le ayuda a engañarse a sí mismo y a pensar
que está trabajando, cuando en realidad sólo duerme. El pecado es lo que
hace dormir a la gente, cuando han decidido despertar. ¿Y qué es lo que
más hace dormir al hombre? Nuevamente todo aquello que no es necesario,
aquello que no le es indispensable. Lo indispensable está siempre
permitido. Pero más allá de lo indispensable comienza la hipnosis. Pero
tienen que recordar que esto trata y se refiere únicamente a aquellos
que están trabajando, o a aquellos que se consideran una parte de este
trabajo. Este trabajo consiste en someterse voluntariamente a un
sufrimiento temporal a fin de verse libre del sufrimiento eterno. Pero
las gentes tienen miedo de sufrir. Quieren disponer de sus placeres
ahora, inmediatamente y para siempre. No quieren entender que el placer
es un atributo del paraíso y que esto es algo que hay que ganarlo. Esto
es necesario, pero no en razón de leyes arbitrarias o de alguna moral
interna, sino en razón de que si el hombre obtiene sus placeres sin
antes habérselos ganado con su esfuerzo, no los podrá conservar y el
mismo placer se convertirá en sufrimiento. Todo estriba en saber
conquistar el placer y en poder conservarlo. Todo el asunto estriba
poder hacerlo. Quien sea capaz de hacerlo, nada tiene que aprender. Pero
el camino hacia esta conquista está en el sufrimiento.
89. Los ejercicios correctos que conducen directamente a la dominación
del organismo y a someter sus funciones conscientes e inconscientes a la
voluntad, comienzan con los ejercicios respiratorios. Si no se domina
la respiración, no se domina nada. Pero dominar la respiración dista
mucho de ser cosa fácil.
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Es largo pero para quienes tienen interès en estos temas les puede
llamar la atenciòn. Hay cosas que uno puede comprobar por si mismo,
ejemplo los estados de conciencia a medida que se produce ese cambio
interior en uno es algo que no tengo ni la menor duda en afirmar. Otro
es el punto sobre la abstinencia sexual y sus mùltiples beneficios. No
es reprimiendo ni condenando el sexo, sino comprendiendo el proceso y
poder ver cual es su causa.
El cuerpo astral no es propio de los hombres màquinas tal como èl se
refiere, sino que debe obtenerse mediante un esfuerzo personal. Tiene
bastante sentido lo que dice, que los hombres no nacen con ese "cuerpo",
sino que es algo que se forma mediante la constante lucha entre "bien" y
"mal".
Saludos. _________________ "El Infierno es nuestra morada comùn" |
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